La industria española se enfrenta a un reto altamente motivador: logar un relevo generacional que permita a la generación Alfa hacerse con el verdadero control de un ámbito que será clave en el desarrollo económico del país en las próximas décadas, tal y como lo fueron el turismo en los 60 o el entretenimiento y las nuevas tecnologías en el cambio de milenio.
Tras la caída derivada de la crisis provocada por la pandemia, el sector industrial no para de crecer
Son los hijos de la generación Z, esa que a veces nos empeñamos en tildar de ‘generación de cristal’, pero que en realidad está rompiendo los techos transparentes y los estereotipos. Sus padres son toda una revolución; ellos lo serán más todavía. Y no, no queda mucho para que eso pase. La generación Alfa, como su propio apodo indica, es un nuevo comienzo. Y su misión en la historia es cambiarla.
El problema es que, cuando en pleno siglo XXI hablamos de revolución, la imaginamos pegada a sectores ofimáticos o informativos, cuando en realidad lo que estamos es asistiendo a una verdadera revolución industrial. Sí, exactamente como aquella impulsada a vapor que convirtió Europa en un continente diferente, pero esta llega impelida en forma de ceros y unos.
Las nuevas industrias serán -son- diferentes. Más limpias y sostenibles, más eficientes, menos contaminantes y, desde luego, más inclusivas. Atrás quedaron las etapas de fábricas oscuras y sucias y el concepto de ‘hombre rudo’.
En 2022 -y en 2042, más-, el sector industrial demanda profesionales formados en nuevas tecnologías y energías sostenibles, capaces de hacer más productivo el sector sin aumentar el impacto ambiental o, incluso, reduciéndolo. Y sí, esa demanda de profesionales es real.
Los nuevos profesionales darán pie la Revolución Industrial 4.0, que deberíamos apodar Revolución Industrial de la Generación Alfa
En el tercer trimestre de 2022, el sector industrial supuso el 12,6% del total de la población activa española, ocupando más de 2,9 millones de personas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Tras la caída derivada de la crisis provocada por la pandemia, el sector industrial no para de crecer: según el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en el tercer trimestre de 2022 el sector industrial creció con 33.100 trabajadores más, lo que supone una reducción del paro del sector de casi 90.000 personas en comparación con los datos de 2020.
Asimismo, entre enero y julio de 2022, la actividad productiva de las ramas manufactureras aumentó en España un 2,9% en comparación con el mismo período de 2021, de acuerdo con el Índice de Producción Industrial.
Con estas cifras sobre la mesa, y con la necesidad de convertir el sector en referente en España, especialmente en lo tocante a la vinculación con las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial y la sostenibilidad, la industria española se enfrenta a un reto tremendamente motivador: logar un relevo generacional que permita a la generación Alfa hacerse con el verdadero control de un ámbito que será clave en el desarrollo económico del país en las próximas décadas, tal y como lo fueron el turismo en los 60 o el entretenimiento y las nuevas tecnologías en el cambio de milenio.
Y sí, este relevo es imprescindible, por muchos motivos. El primero y fundamental, por una cuestión demográfica: las generaciones X y Xennial, último gran reducto de aquella industria del siglo XX, no cuentan ni con la formación ni con la visión necesarias para afrontar esta nueva era.
Y la generación Millennial no encontró futuro en un sector que, en los primeros años 2000, estaba en decadencia en España sin que nadie previese la revolución que se avecinaba y que ahora llega.
Se espera una revolución fruto de la inteligencia artificial aplicada a los procesos productivos
Una revolución fruto de la inteligencia artificial aplicada a los procesos productivos, basada en el aprovechamiento real de los recursos, de forma sostenible, y en el impacto ambiental positivo.
Una revolución que ha convertido al sector industrial en un nuevo diamante laboral: puestos cualificados, bien pagados, con futuro y proyección profesional, que exige, eso sí, la formación y capacitación necesaria.
No es de extrañar que formaciones como la robótica aplicada a los procesos industriales, el mantenimiento de instalaciones de energía sostenible o el diseño e impresión 3D se hayan convertido en algunas de las más demandadas en los últimos años.
La robótica aplicada a procesos industriales, el mantenimiento de instalaciones de energía sostenible o el diseño 3D son las profesiones más demandadas
Es, simplemente, la consecuencia natural de los procesos de selección de esas industrias pujantes, que buscan profesionales que respondan a sus necesidades y que, hasta hace poco, tenían que seleccionarlos fuera de España, al no encontrar esa base formativa dentro.
¿Y cómo serán la próxima década? Aunque el sector evoluciona a pasos agigantados, lo cierto es que hay cosas que sabemos con seguridad: el sector demanda juventud, formación específica, conocimientos informáticos, responsabilidad medioambiental y ambición profesional. Y escupe, por fin, los estereotipos de género, nutriéndose a partes iguales de hombres y mujeres.
Nuevos profesionales que darán pie la Revolución Industrial 4.0, y que, probablemente, deberíamos apodar Revolución Industrial de la Generación Alfa.
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