Las salas blancas, también conocidas como salas limpias (clean room en inglés), son salas especialmente diseñadas para obtener bajos niveles de contaminación. Estos espacios suelen relacionarse con los sectores médico, hospitalario, farmacéutico o laboratorios, si bien otros sectores industriales como alimentación, biotecnología, mecánica, aeronáutica, espacial o electrónica, entre otros, también las utilizan.
Desde Serlimar, empresa española especializada en servicios de limpieza desde 1972, nos dan en las siguientes líneas las claves de la limpieza y desinfección de salas blancas en todo tipo de sectores industriales.
Los trabajos en salas blancas se centran en la limpieza de estructuras, conductos, maquinaria y techos con las máximas garantías de seguridad
Como espacios que necesitan una higienización específica, las salas blancas se rigen por la normativa UNE-EN ISO 14644, que describe sobre todo los métodos de referencia, cálculos de clasificación y condiciones de funcionamiento para la limpieza del aire y partículas en salas y zonas limpias.
Son salas en las que el flujo de aire está controlado para conocer el nivel de partículas en el ambiente, por lo que, a menos partículas en su interior, mayor es el nivel restrictivo de la sala y, por lo tanto, el nivel de exigencia de los protocolos de limpieza.
La misma ISO 14644-1 establece nueve categorías según el número de partículas del aire, desde la Clase ISO 1 a la Clase ISO 9, siendo la primera la más restrictiva.
Los protocolos de limpieza, detallados tanto en los procesos normalizados de trabajo (PNT) o good manufacturing practice (GMP), son documentos que sirven de herramienta para unificar criterios de actuación en las actividades realizadas.
Si bien el nivel de limpieza varía en función de la categoría de la sala blanca, se está trabajando en unos protocolos detallados para cada categoría de sala, lo que permitirán no solo describir el tipo de limpieza técnica a realizar, sino también el trabajo específico que debe realizar el personal, los equipos de protección individual (EPI) que deben emplear o el material a utilizar.
Los protocolos de limpieza son documentos que sirven de herramienta para unificar criterios de actuación en las actividades realizadas
Moisés Aguilar, el director de Operaciones en Serlimar, detalla al respecto que, en líneas generales, “se debe realizar una limpieza diaria de todas las superficies horizontales (suelo, mobiliarios, estructuras de maquinaria…), así como paredes y techos con una frecuencia más amplia, siendo recomendable una limpieza mensual, máximo cuatrimestral”.
El experto nos recuerda además que, “si bien el procedimiento no es extraordinario y existen productos químicos más específicos para el ámbito sanitario o farmacéutico, los materiales usados en salas blancas sí deben ser exclusivos para su uso en ese entorno”. Destaca, sobre todo, la importancia de “dotarse con EPI adecuados, ya sean monos, gafas, botas, etc., que minimicen las posibilidades de contaminación de nuestro personal en la zona a limpiar, y que estos equipos, más los productos y materiales específicos para esas zonas, no se pueden utilizar en otras zonas del cliente”.
Como se ha dicho, existe diferente tipología de salas blancas según su uso y dimensiones, por lo que es difícil cuantificar el tiempo y personal necesario para cada actuación. Según Aguilar, “la prioridad es dedicar el tiempo necesario para dejar la sala apta según los requerimientos en función de la clasificación de la sala. Por ejemplo, si es para una validación de una sala pequeña, con la actuación de un par de personas sería suficiente”.
En líneas generales, la actuación en una sala blanca es la siguiente:
- Preparación. Las salas blancas suelen tener un espacio o sistema de acceso de seguridad previo, que permite al personal de limpieza que viene de la zona sucia cambiarse y entrar a la zona limpia con el equipo y material adecuado. Recordamos que los EPI y el nivel de limpieza para estas salas varían en función de su categoría y uso. El personal siempre está debidamente equipado (zapatos, gorros, gafas, guantes e, incluso, casco, botas y arnés si es necesario, todo ello homologado y con las revisiones al día) y formado para este tipo de limpieza.
Existe diferente tipología de salas blancas según su uso y dimensiones, por lo que es difícil cuantificar el tiempo y personal necesario para cada
- Limpieza. El personal realiza la limpieza de todas las zonas (siguiendo el protocolo de la zona más limpia a la más sucia y de arriba abajo). Además de suelos, paredes y otras superficies, el mobiliario y otros materiales en la sala, esta actuación implica también la limpieza de estructuras, conductos, tuberías y maquinaria, así como los techos de las salas blancas.
El material utilizado es exclusivo para estos espacios: bayetas, mopas de microfibra, desinfectantes, aspiradores con filtros HEPA… Para facilitar el trabajo, el personal utiliza aspiradores de mochila con o sin cable, ya que permiten mucha movilidad y acceder mediante boquillas flexibles o un modelo banana a zonas de difícil acceso (por ejemplo, limpieza de guías, tuberías o zonas de cableado). Para la limpieza de maquinaria es imprescindible que estas estén consignadas, es decir, que el personal de mantenimiento del cliente las inhabilite o anule para evitar accidentes.
Las salas blancas se rigen por la normativa UNE-EN ISO 14644, que describe los métodos de referencia, cálculos de clasificación y funcionamiento para la limpieza del aire
- Final. Finalizada la limpieza de la sala blanca, el personal vuelve a la zona de seguridad para deshacerse de los EPI utilizados y tratar los residuos generados, cumpliendo así con todas las normativas de seguridad y tratamiento de residuos y otras leyes medioambientales. Los residuos desechables se depositan en los recipientes habilitados al efecto por el cliente, mientras el resto deben quedar en el vestuario para su correcta gestión posterior.
Tras la limpieza de la sala también se realizan las validaciones y controles necesarios mediante tomas de muestras de superficies o placas que acreditan que el nivel de partículas en el aire no supera las permitidas.
En definitiva, la correcta limpieza de una sala blanca no es una tarea fácil, por lo que un buen diseño inicial de la misma orientada a evitar la acumulación de la suciedad es un valor añadido.
Hay que tener en cuenta que las tareas de limpieza, e incluso mantenimiento, de una sala blanca suelen ser a diario (e incluso varias veces al día), por lo que hay que definir también las frecuencias de limpiezas a fondo necesarias para algunos de sus elementos: paredes, techos, luminarias, rejillas de ventilación…
Incluso una vez realizadas todas las tareas de limpieza y de mantenimiento correspondientes, estas salas deben validarse mediante certificación oficial para habilitar el uso al que están destinadas, realizando hasta mediciones de flujo de aire y pruebas microbiológicas.
Por todo ello, la limpieza de una sala blanca debe confiarse siempre a una empresa especializada.
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