Los recursos de agua no convencionales, claves en la lucha contra el cambio climático

La eficiencia energética fue la gran protagonista de la jornada ‘Mitigación de los efectos del cambio climático sobre el abastecimiento y saneamiento. Recursos no convencionales’ organizada por la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR) junto con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el ICEX, España Exportación e Inversiones, en el marco de la COP25, la Cumbre Mundial del Clima que tuvo lugar en Madrid.

El evento quiso poner el foco en la importancia que tienen actualmente y que tendrán en un futuro los conocidos como recursos de agua no convencionales para paliar los efectos del cambio climático. Ante los escenarios de escasez de agua que presentan las previsiones, se hace necesario avanzar en una gestión más eficiente de los recursos hídricos, combinando las soluciones que garantizan todos los recursos del agua: el ahorro y el consumo eficiente, y los recursos convencionales y los no convencionales, entre los que destacan la desalación y la reutilización.

La Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR) presenta, como conclusiones de ponentes y asistentes a la jornada, 12 medidas para avanzar en el impulso del uso de los recursos no convencionales de agua para mitigar los efectos del cambio climático sobre el abastecimiento y saneamiento de agua, y que se resumen a continuación.

Las 12 medidas

Uno: la desalación y la reutilización de agua son ya imprescindibles para el abastecimiento de agua a la población.

Dos: es importante que estos recursos no convencionales sean cada vez más sostenibles.

Tres: la eficiencia energética en la producción de agua desalada ha aumentado por la mejora tecnológica en cada uno de los equipos que intervienen en la producción de agua.

Cuatro: las mejoras en eficiencia y reducción de consumo energético han conducido a que los precios de producción de estos recursos no convencionales de agua sean cada vez más próximos a la producción de fuentes de agua tradicionales.

Cinco: la producción de agua desalada lleva asociado un consumo energético que puede tener mayor o menor impacto medioambiental.

Seis: los impactos medioambientales no energéticos de la desalación son conocidos y pueden minimizarse mediante una buena elección del emplazamiento.

Siete: la importancia de la sensibilización de la población y la generalización de la terminología adecuada logrará una mejor acogida de la opinión pública.

Ocho: el consumo responsable de agua es imprescindible, así como la concienciación sobre la escasez de los recursos del planeta.

Nueve: la calidad del agua es cada vez más exigente, algo que también debe influir en el precio que tiene el abastecimiento de este recurso garantizando la recuperación de costes, incluidos los ambientales.

Diez: se puede conseguir que la gestión urbana del agua sea prácticamente neutra en cuanto a consumo energético mediante la recuperación de las energías residuales generadas, y debe trabajarse en esa dirección.

Once: la interconexión de todas las fuentes de agua es fundamental para lograr el abastecimiento ante escenarios en los que alguno de los recursos falle.

Doce: la lógica se impone y la sostenibilidad es, a día de hoy y será cada vez más, objetivo prioritario no solo del sector del agua, sino de todos los sectores industriales.